Los problemas de dinero, propiedad, y autoridad nos pueden fácilmente desviar de nuestro principal objetivo es- piritual. Por lo tanto, somos de la opinión de que cualquier propiedad considerable de bienes de uso legítimo para A.A., debe incorporarse y dirigirse por separado, para así diferen- ciar lo material de lo espiritual. Un grupo de A.A., como tal, nunca debe montar un negocio. Las entidades de ayuda suplementaria, tales como los clubes y hospitales que supo- nen mucha propiedad o administración, deben incorporarse por separado de manera que, si es necesario, los grupos las puedan desechar con completa libertad. Por eso, estas enti- dades no deben utilizar el nombre de A.A. La responsabili- dad de dirigir estas entidades debe recaer únicamente sobre quienes las sostienen económicamente. En cuanto a los clu- bes, normalmente se prefi eren directores que sean miembros de A.A. Pero los hospitales, así como los centros de recu- peración, deben operar totalmente al margen de A.A.—y bajo supervisión médica. Aunque un grupo de A.A. puede cooperar con cualquiera, esta cooperación nunca debe con- vertirse en afi liación o respaldo, ya sea real o implícito Un grupo de A.A. no puede vincularse con nadie.